jueves, 7 de marzo de 2013

Un invento lisboeta



 
























Si dais un paseo por Lisboa veréis que las aceras están hechas con pequeños adoquines blancos y negros. Es cómo si se hubieran roto contra el suelo miles de tableros de ajedrez para después ordenar las piezas formando dibujos geométricos, palabras o incluso otros dibujos más chulos como delfines o carabelas. Este tipo de pavimento se llama “empedrado portugués” y "calceteiros" a las personas que lo hacen. El origen de este tipo de mosaico es que tras el terremoto de 1755, el Marqués de Pombal mandó reutilizar los muros y piedras de los escombros de los edificios destruidos para convertirlos en adoquines y asfaltar con ellos las aceras de las calles. El resultado tuvo tanto éxito que se exportó este estilo a otras ciudades de Portugal y a sus colonias

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